Tengo una empresa. Quiero parecer innovador, y me creo una paginita en Internet. Ya cumplí. Este planteamiento es totalmente erróneo, aunque muy común. Hoy día, no basta con tener una web. Es importante el qué pero también el cómo. Aquí te explicamos por qué.
Aunque el nacimiento de las web se remonta estrictamente a 1990, y su uso público a 1993, todos tenemos la sensación de que Internet existe “desde siempre”. Esto se debe a la rapidez con que se mueven las nuevas tecnologías, y es, justamente, esa misma rapidez, la que hace que lo que ayer valía, hoy no sea suficiente.
Las administraciones –todas, desde las europeas hasta las locales– han hecho un gran hincapié, en los últimos años, en la necesidad de que las empresas cuenten con páginas web. Fue casi una obsesión que ha dado sus frutos… Pero, al igual que sucede con éstos, y por continuar la metáfora, no es lo mismo una fresa de invernadero que un fresón cultivado con esmero bajo el sol de Andalucía. Por eso, nos encontramos con que en España, el 75% de las empresas cuentan con página web corporativa, un porcentaje superior al de Italia o Francia… Pero, ¿son útiles sus webs? En muchos casos, tenemos nuestras dudas. En una web, como en todo, la calidad es fundamental. Y su peso, a la hora de obtener resultados, es cada vez mayor.
Como empresario, lo primero que debes preguntarte es “¿Para qué quiero yo estar en internet?” Las respuestas pueden ser variadas pero, sin duda, se podrían, todas ellas, resumir en un objetivo: vender. Toda acción de marketing persigue el éxito del negocio, y éste se mide en beneficios.
La página web no deja de ser tu escaparate. Y, como todo escaparate, necesita visibilidad. No puedes pretender que la gente aterrice en tu web porque sí. Primero, debe conocer tu existencia y lo que haces; segundo, debe llegar a ti fácilmente; y, tercero, debe encontrar allí lo que busca, satisfacer sus expectativas. Es decir: tu web debe ser un escaparate visible, bonito y claro, que no conduzca a confusión.
De ahí la importancia cada vez mayor que se da a los contenidos, entendiendo, por estos, tanto textos como fotografía. Unos y otros son cada vez más valorados por los buscadores, pero no se trata de algo caprichoso, sino que responde, realmente, a que también es el contenido lo que retiene a quien visite tu web o, por el contrario, les haga huir. Pensad en vuestras propias experiencias: ¿No resulta, cuando menos, desalentador, llegar a una página buscando algo determinado y encontrarte algo que no tenga que ver, o que sea confuso, o desordenado?
Por lo tanto, debemos cuidar el contenido de nuestra web, no sólo para que sea de calidad, sino también –y sobre todo– para que sea único. En Internet no valen las camisetas de los grandes almacenes; sólo las camisas a medida. Si eres uno “del montón”, Google te colocará con los del “montón”. Si eres diferente y único, estarás donde quieres estar.
En próximas entradas hablaremos sobre en qué consiste esa originalidad de los contenidos, y cómo se pueden complementar con otras herramientas del marketing digital.